lunes, 23 de mayo de 2016

El problema es que ya no estoy muerta y el mundo sólo está la mitad de vivo. Por éso las ansias de las tardes oscuras, por éso mi cuerpo que se fatiga y mi espíritu que lo empuja a volver al camino. Por éso la gente incompatible con mi forma de pensar y los diálogos desencontrados. Por éso mi inconsciente resistencia a involucrarme en rutinas sonambúlicas. No combino con lo medio vivo. Mis pulmones se incendian al contacto con el aire y el cielo completo se me entra por los ojos. Mi respiración es más extensa que las horas del día y al caer la noche me ahoga lo que no alcancé a vivir.
No me conformo, no me quedo tranquila, no entiendo, no quiero.

martes, 12 de abril de 2016


Estoy gritando. Pueden verme aquí sentada frente a la televisión, con la cara impávida y el cuerpo inmóvil, pero estoy gritando, arrancándome el pelo y llorando. También caminando de un lado a otro y bebiendo licor hasta la inconsciencia. Prendiendo un cigarro tras otro, maldiciendo, tomando un camino perdido de todos ¡huyendo!. Estoy en la calle. Estoy golpeando su puerta, derribando su jaula, mientras mi corazón se me sale del pecho y se incendia. Estoy muriendo, estoy riendo descontroladamente, estoy abandonando mi casa y el apestoso futuro. Estoy en todas partes. Estoy a su lado en la cama, observándolo dormir, acariciándolo hasta volverlo niño sin miedos, arrastrándolo desde el infierno. Mi mano sujeta una taza de café frío, pero en realidad está sujetando su mano mientras volamos; hemos destrozado el techo y nos hemos lanzado hacia el cielo negro. Tan muertos, tan libres...tanto descanso para nuestros pies adoloridos. Mi voz automática en realidad canta. Mis ojos vacíos están en otro lado, abiertos y maravillados. No soy la que ahora cuenta el avance de las horas de esta tarde amarga, soy la que duerme con él un sueño aparte donde él sonríe, él me abraza, él descansa, él ya no guarda en los párpados su pena, él susurra "te amo, muñeca".

domingo, 3 de abril de 2016


Me dijeron que el arte sólo existía en el dolor. Yo soporto la locura mejor que la tristeza, por lo que huí de las inspiraciones dolorosas del drama. Para éso, para no volverme loca. Tengo demasiadas deudas que pagar como para estar loca y demasiada técnica en la cabeza. Pero la puerta está siempre abierta y hay un cielo en cada lado. Tengo mis fantasmas locos y cuerdos, pero sólo los primeros me acarician el pelo. Aún no puedo decidir en cual juntaré ambas mitades de mi disociado cuerpo. Transito, por ahora, más o menos a voluntad, más o menos arrastrada a la fuerza por mis insurrectas ideas.
Veo pasar las estaciones. Me quejo del frío, me quejo del calor. Me quejo de las micros, de los tacos y del encierro. De que estoy demasiado al sur de mis sueños y al norte de mis miedos. No es suficiente la ruta para mis pasos pequeños y nerviosos, que  a veces desesperan y a veces celebran. Que marcan una huella única, buscadora de pisadas ajenas Estoy en un terminal de buses, donde no sólo se termina sino también se comienza, también se huye, también se espera. Lo aprendí en la infancia cuando mi chasquilla de niña iba y volvía, respondía llamadas, bostezaba y temblaba, donde ignoraba el curso perdido que tomaba la vida. Lo perdido se recupera a medias, por lo tanto, a veces tengo conciencia y a veces mi alma es sólo una viajera entre estrellas.

viernes, 1 de abril de 2016


En este otoño
también yo cuelgo de una rama
¿me suelto? ¿no me suelto?
El viento del pensamiento juega con mi mareado cuerpo
Ya tengo en el pelo los colores del ocaso
y el crujido de las castañas en la garganta

¿me suelto, no me suelto?
la ruleta rusa de la estación del fuego dirige mis sueños
y mis llantos
mis descansos
mis infiernos

¿vuelo o no vuelo?
¿me quedaré despierta para ver el bosque desnudarse?
¿seré nada más que otro suspiro lanzado al viento por los cerros?

siendo así todos los caminos estarían benditos
todos serían un buen lugar para caer

me desplomo en la hermosa muerte de la tierra
en un cálido estallido de nostalgia y romance insoportable

jueves, 11 de febrero de 2016


Pensé que volaría sobre el dolor como un pájaro
pero la memoria guardaba fuego, la devoraban mil incendios
mis alas ardieron, el cielo se volvió negro
sin rumbo deambulé por parajes nocturnos

yo era un ave, aún era un ave, a la deriva de un oscuro viento

Gracias por tu gentileza de preguntarme si quiero que nos encontremos y no dar por hecho que correré a tus brazos con la velocidad de una bala. Porque ¿sabes qué? ésa es la verdad. A la mínima insinuación de tu parte saldré a asarme bajo este calor maldito del mes de diciembre y pondré mi bolso que parece llevar cemento sobre mis hombros. Mi puntualidad te asombraría y mi capacidad de sortear estas calles llenas de baches en el pavimento con tacones, que pareces ni llevar zapatos en los pies con las piedrecillas al ras también.
En cuanto digas que tienes un minuto antes de volver a tu vida real, voy a volverme una fantasía en un espacio de tiempo que no se concreta, sin masa, sin forma, y allí estaré.
Después de leer en tu mensaje un "ven", me saco la máscara del poder femenino y me vuelvo cachorro en búsqueda de una caricia.
Y qué me importa el sol, la hora y el dolor de pies
qué importan los informes que entrego el viernes
qué importa el falso orgullo
si mi piel aun reconoce a la tuya.

Correré, cual niña santa apurada por la campana, pero que de santa tendré lo que dura el rojo del semáforo
que cuando da el verde me sumerjo en tu cuello soñando que no hay nada más que este momento.
¡Ay madre, ay padre! perdonen a la loca que volverá a casa a eso de las 10. La dignidad de la pequeña ha sido corrompida por una diabla usurpadora de corazoncitos de niños, una a la que le valen madre los principios del respeto y la palabrería social.
Qué rol tiene la voluntad cuando el verdadero coraje está en aceptar la completa sumisión, la caída más dolorosa del orgullo de haber perdido el control. Cerebro, perdiste la batalla. Sentimiento, escribe en mí el personaje que quieras. ¡Rendición! mi alma de viuda negra, de llorona de carreteras, suplica al alcohol, a los cigarrillos, a las avenidas solitarias unos pasos tomada de tu brazo.

Ay niño, la cuenta está esperando...entablo denuncia por la desaparición de  mi conciencia.